Resumen:

Situada en el centro de tres continentes y frágil desde el punto de vista ambiental, la cuenca mediterránea es también una fuente de energía, ya se trate de energías renovables (eólica, solar) o de energías fósiles presentes en su basamento. El descubrimiento reciente de yacimientos de gas en el Mediterráneo oriental la convierte también en una nueva región energética.

Principales conceptos tratados:

  • Energía renovable
  • Energía fósil
  • Gases de efecto invernadero
  • Generador

Competencias transversales adquiridas:

  • Comunicación oral / escrita en lengua materna / extranjera
  • Gestión de la información
  • Planificar y saber organizarse
  • Respetar una estructura y unas instrucciones

Definición de los conceptos clave:

Energía renovable:

Cualquier fuente de energía que se regenera al menos a la misma velocidad con la que se consume. Forman parte de esta categoría las energías: solar, eólica, geotérmica, marina, hidroeléctrica y biomasa.

Energía fósil:

Conjunto de recursos energéticos derivados del proceso de transformación de substancias orgánicas ricas en carbono, especialmente plantas, enterradas hace millones de años en un medio anaeróbico. Se consideran dentro de esta categoría el carbón, el petróleo y el gas natural.

Gases de efecto invernadero:

Gases que causan el efecto invernadero, que es el proceso por el cual la radiación emitida por la atmósfera del planeta calienta la superficie terrestre a una temperatura superior a la que se daría si esta atmósfera no existiera. El dióxido de carbono es el principal gas de efecto invernadero.

Generador:

Un generador eléctrico es un dispositivo destinado a producir electricidad a partir de una forma diferente de energía. Las diferentes formas de energía que se transforman en electricidad son normalmente la energía mecánica, la química, la lumínica o la térmica.

Introducción:

La producción de energía está causando un daño considerable al medio ambiente y al bienestar humano, a pesar de que sea útil para el modo y el nivel de vida de la sociedad actual. En Europa y en algunas partes del mundo, los combustibles fósiles dominan el sistema energético, representando más de las tres cuartas partes del consumo de energía de los 33 países miembros de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) en 2011, y casi el 80% de emisiones de gases de efecto invernadero (EEA, 2013i).

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés) ha declarado en sus últimos informes que el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera es el resultado de la actividad humana, en particular del consumo y producción de energía, lo que provocará un aumento de las temperaturas en los próximos años. Los países integrantes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) acordaron mantener este aumento por debajo de los 2ºC con respecto a los niveles preindustriales (la temperatura global ya ha aumentado una media de 1ºC a nivel mundial y de 1,4ºC en la región mediterránea). Si la temperatura aumenta más de 2ºC, la mayor parte de la cuenca mediterránea podría convertirse rápidamente en desierto. Los países del Mediterráneo representaron el 6% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) en 2015. Aunque este porcentaje es bastante bajo en comparación con otras regiones, la región mediterránea es particularmente vulnerable a las consecuencias del cambio climático y es probable que esté más expuesta a fenómenos extremos.

Los efectos del cambio climático en el Mediterráneo se producirán en la agricultura y la pesca (disminución de reservas y rendimientos), en el turismo (olas de calor, sequía, inundaciones), en las áreas costeras e infraestructuras (aumento del nivel del mar, fenómenos meteorológicos extremos), en la salud de la población (olas de calor) y en el sector energético (suministro de agua para centrales eléctricas, energía hidroeléctrica y aumento del consumo).

Es probable que la escasez de recursos de agua afecte a todos los sectores. Las áreas más vulnerables serán las de los Países del Sur y Este del Mediterráneo (PSEM) donde los impactos del cambio climático podrían superponerse y amplificar las presiones ya existentes sobre el medio natural y las actividades humanas. Además, las capacidades de adaptación técnica y financiera de los PSEM son más limitadas. Los países del norte del Mediterráneo serán más vulnerables en las zonas costeras y en las áreas con un elevado crecimiento demográfico. Se deben tomar medidas para evitar o minimizar los daños o pérdidas económicas que se producirán.

El sector energético, que constituye el núcleo del cambio climático, es el mayor emisor de gases de efecto invernadero. El cambio climático influye directamente en la producción y el consumo de energía (especialmente de electricidad). Además, las emisiones de CO2 aumentan por término medio más rápidamente en el Mediterráneo que en el resto del mundo (Observatorio Mediterráneo de la Energía). Por ejemplo, la región necesitará adaptarse al sistema energético actual y optar por soluciones de baja emisión de dióxido de carbono para mitigar el cambio climático.

Cuestiones idendificadas en este tema vinculadas al desarrollo sostenible:

¿Cómo reducir las emisiones nocivas, la dependencia de los combustibles fósiles e incrementar la seguridad energética?

1. Gran mayoría de fuentes de energía no renovables

Los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) son la fuente de energía más utilizada; principalmente el carbón y el petróleo. El derivado del petróleo más usado es la gasolina.

Los combustibles fósiles son los responsables de la mayor parte de las emisiones contaminantes como óxidos de azufre (SOx), óxidos de nitrógeno (NOx) o partículas; por no mencionar que es imposible reemplazar y renovar este tipo de recurso natural por ser el resultado de un proceso que dura millones de años.

Consumo de energía no renovable

Casi el 80% de la energía total consumida en el mundo es de origen no renovable, con cifras de consumo significativas y crecientes. La energía nuclear es una de las principales fuentes de energía no renovable del mundo, a pesar de que su uso y la gestión de sus residuos sigue siendo un importante tema de debate.

El consumo de combustibles fósiles en los países del norte del Mediterráneo está aumentando. Europa depende en gran medida de las importaciones de estos combustibles lo que la hace vulnerable a las restricciones de suministro y a la inestabilidad de los precios. En 2011, el 56% de todos los combustibles fósiles consumidos en la Unión Europea fueron importados, frente al 45% en 1990.

Para alcanzar sus objetivos climáticos para el 2050, la Unión Europea debe reducir su consumo energético y cambiar a fuentes de energía alternativas. Este cambio reportaría también beneficios económicos, ambientales y sociales. Para garantizar una transformación económicamente eficiente del sistema energético europeo, se requiere una amplia gama de acciones en temas de abastecimiento y demanda.

La demanda de energía primaria de los países del norte del Mediterráneo excede hoy la de los países del sur y el este de la región, representando el 63% de la demanda total de energía en el Mediterráneo. El consumo de energía varía continuamente y conducirá, sin duda, a un aumento de aproximadamente el 40% en la demanda total de energía de la región en 2040 (la mayor parte de esta demanda procederá de los sectores de electricidad y transporte). La tendencia hacia el 2040 también muestra que la demanda energética de los países del sur y el este excederá a la de los del norte, invirtiendo la proporción actual. El crecimiento económico de los países del Mediterráneo oriental continuará su sólido desarrollo.

Actualmente, la demanda de energía per cápita en el sur y el este del Mediterráneo es inferior a la mitad de la del norte. A medida que la población del Mediterráneo meridional y oriental mejore su acceso a los servicios energéticos modernos, este promedio aumentará significativamente en 2040, según el caso de referencia. Este rápido aumento de la demanda energética en el sur y el este del Mediterráneo está relacionado con la tendencia existente en Turquía, segundo mayor consumidor de la región mediterránea. Se espera que Argelia y Egipto tengan un consumo más importante en 2025. La proporción que representan otros países es relativamente menor porque son más pequeños, pero en algunos de ellos la tasa de consumo energético podrá crecer más rápidamente (Palestina, Túnez y Siria en particular).

Mix energético

El mix energético seguirá basándose en los combustibles fósiles, pero la proporción de estos podría oscilar de los dos tercios actuales a casi la mitad en 2040. Al mismo tiempo, la demanda de petróleo continuará aumentando, en particular como combustible para el sector del transporte. Mientras los combustibles fósiles sigan siendo la fuente de energía dominante en el mix energético primario del Mediterráneo en 2040, sea cual sea la situación, el petróleo seguirá siendo el combustible dominante hasta dicha fecha.

Se espera que las energías renovables tiendan al crecimiento hasta el 2040, alentadas por incentivos, políticas progresistas y avances tecnológicos. También se espera que la eficiencia energética desempeñe un papel decisivo en los sectores de consumo final de energía y en la generación de electricidad. En este sentido, también será esencial aumentar la energía renovable en el mix energético.

Ante la tendencia al aumento de la demanda energética, los países mediterráneos se enfrentan a varios desafíos: gestionar de manera sostenible los escasos recursos, asegurar el acceso a la electricidad a las poblaciones que todavía no disponen de ella y alentar a los usuarios a guiarse por criterios económicos. Estas tensiones pueden agravarse por los efectos del cambio climático. El aumento de la temperatura y el descenso de las precipitaciones conducirían a la reducción de los recursos y a un aumento de la demanda de agua. Al mismo tiempo, se produciría un descenso de la producción de electricidad (hidroeléctrica, centrales térmicas) y un incremento de la demanda energética para producción y movilización del agua. Por lo tanto, es esencial que se modifique la trayectoria energética y se implementen medidas de eficiencia energética y objetivos para el uso de energías renovables en la región mediterránea.

2. Las energías renovables como alternativa

La energía renovable es hoy una solución efectiva. Se denomina “energía renovable, alternativa o blanda” a la energía obtenida de un recurso casi inagotable ya sea por la inmensa cantidad de energía que contiene o porque es capaz de regenerarse de forma natural.

Estas fuentes energía serían una alternativa a los procesos tradicionales y reducirían el impacto ambiental. Las principales fuentes conocidas de este tipo no han alcanzado todavía la etapa de proporcionar “el suministro suficiente” y, por supuesto, quedan otras por descubrir.

Energía solar

Este tipo de energía se obtiene de la captación de la energía del sol mediante el uso de paneles solares. Con el fin de recoger energía suficiente y recargar las centrales, se han instalado grandes campos de paneles solares en desiertos. Cada vez más personas usan pequeños sistemas de energía solar para complementar su suministro de electricidad o para obtener agua caliente.

El principal problema de esta energía es la cantidad de luz solar que requiere. Por lo tanto, solo es eficaz en determinadas áreas geográficas del mundo. Además, la vida útil de un módulo es de aproximadamente 30 años y los canales de reciclaje aún no son lo suficientemente eficientes.

Energía eólica

Esta forma de energía se ha convertido en una de las más comunes y las innovaciones han permitido la instalación de numerosos parques eólicos. La electricidad se produce en este caso mediante un generador movido por una gran turbina.
Si bien las turbinas eólicas parecían ser una alternativa bastante ideal, la realidad está comenzando a revelar un impacto ecológico inesperado. Son una amenaza para la vida silvestre por los daños que causan a aves y murciélagos.

Energía geotérmica

Esta energía se obtiene a partir del aprovechamiento de las altas y constantes temperaturas de la corteza terrestre. El calor del subsuelo calienta el agua y genera vapor, el cual es captado para accionar turbinas que al rotar activan los generadores.
Es una energía limpia, sostenible y respetuosa del medio ambiente. Se puede aprovechar, por ejemplo, para uso industrial a todas las escalas. Su mayor inconveniente es que solo puede ser producida en sitios específicos.

Biomasa

La biomasa se produce a partir de la degradación de la materia orgánica y se usa de forma generalizada en todo el mundo. La electricidad se produce gracias al calor generado por la combustión de madera, plantas, residuos agrícolas y domésticos. Aunque esta es una solución innovadora, muchas organizaciones medioambientales son críticas con las grandes centrales eléctricas de biomasa europeas y sus cadenas internacionales de suministro de madera.

Energía hidráulica

Esta energía se produce gracias a la potencia del agua que hace girar las turbinas que activan los generadores. La mayoría de las ciudades del mundo disponen de energía hidráulica. El principal problema en este momento es que las presas son antiguas y requieren obras importantes para seguir siendo funcionales y seguras.

Según el Escenario 450 de la Agencia Internacional de la Energía que permitiría mantener el aumento de la temperatura en la superficie terrestre por debajo de 2ºC, en 2040, las energías renovables tendrán que cubrir el 58% de las necesidades de electricidad, el 22% de la producción de calor y frío y el 20% de las necesidades de transporte.
Las energías renovables representarán cerca del 60% de la nueva potencia instalada hasta el 2040. Varios factores pueden fomentar esta evolución: menores costes, la difusión global de las tecnologías, las tensiones económicas y geopolíticas relacionadas con los hidrocarburos (combustibles fósiles), la voluntad de respetar los compromisos del Acuerdo de París. Respecto a la disminución de costes, la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA, en inglés) estima que los costes de la electricidad generada por energía eólica y solar fotovoltaica podrían disminuir un 26% y un 59%, respectivamente, en el 2025.

3. Conclusión

Para un futuro sostenible, serán esenciales unas inversiones cuantiosas en energías renovables y unas medidas políticas y de eficiencia sólidas. Además de los evidentes beneficios ambientales, estas inversiones podrían mejorar la infraestructura energética del Mediterráneo al tiempo que reducirían costes energéticos y mejorarían la seguridad en la región. Asimismo, la reducción de las tensiones geopolíticas y la consiguiente creación de empleo supondrían un aumento del bienestar de toda la región y de fuera de ella.

Sin embargo, el cambio de la producción de energía basada en fósiles a la energía renovable no resuelve el problema de los impactos ambientales, ya que estas requieren la utilización de más terreno y algunas de ellas utilizan baterías que no son renovables. En el Mediterráneo, muchos países se enfrentan a la depredación del suelo (especialmente en áreas comunes y áreas naturales protegidas) ligada a la producción industrial de energía renovable. Podría ser parte de la solución a este problema, reducir las pérdidas de energía, aumentar el ahorro energético y promover la descentralización de las redes de suministro energético.

Integración del tema en el programa escolar:

Edad11121314151617
Lengua Materna / Extranjera / Literatura
Historia
Geografía
Matemáticas
Biología / Geología
Física / Química
Ciencias Sociales / Economía / Derecho
Arte / Música
Tecnología / Informática

Recursos:

  • Agencia Internacional de la Energía: https://www.iea.org/
  • Agencia Europea de Medio Ambiente: www.eea.europa.eu
  • Mediterranean Energy Perspectives, Executive summary, 2018
  • L'environnement en Europe, État et perspectives, 2015

Archivos adjuntos: